Irónico, sensual e irresistible, James Bond es el primer personaje
que instaló en el subconsciente colectivo la imagen del espía o
agente secreto: la de un aventurero solitario siempre rodeado de glamour,
lujo y chicas. Buena parte del mérito es de Sean Connery. El actor escocés
no solo pasará a la historia por haber inaugurado la serie con Agente 007
contra el doctor No (Dr. No, Terence Young, 1962), sino también por haber
sido el 007 más carismático. Aun así, después de seis filmes en que el
intérprete le regaló al personaje un rostro, una voz y una personalidad propias,
Connery decidió romper con 007 para evitar el encasillamiento y acabó
confesando que "siempre había odiado al maldito Bond. Me hubiera
gustado matarlo". Menos mal que George Lazenby, Roger Moore, Timothy
Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig ya estaban haciendo cola.
RETORNO VIRTUAL
Retirado del personaje que le dio
fama desde 1971, Sean Connery
volvió a encontrarse con James
Bond en Nunca digas nunca
jamás (Never Say Never Again,
Irvin Kershner, 1983).Y
veinticuatro años después, repitió,
pero en un ámbito bastante alejado
del cine: el actor escocés aceptó
el encargo de ser el doblador del
videojuego Desde Rusia con
amor, adaptación del film
de mismo título.
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