Con Kill Bill: Volumen 1 (2003) y Kill Bill: Volumen 2 (2004), Quentin Tarantino se libró de
los restos de la etiqueta de machista que muchos le habían colgado por Reservoir Dogs (1992) y Pulp Fiction (1994). Si en Jackie Brown
(1997) ya había contado la historia de una mujer en pie de guerra, en esta
popular fantasía de artes marciales sublimaba lo que él mismo llama
"girl power" al convertir a una rubia espigada en la heroína más fuerte e
inmisericorde del cine moderno. Los deseos de venganza de la Novia entroncan
con los de Jackie (Pam Grier), huelen a "blaxploitation", pero sus
maneras son bastante más radicales. Antiguo miembro del Escuadrón de
las Víboras Mortales, grupo de criminales a sueldo en el que actuaba como
Black Mamba, esta guerrera oxigenada desea acabar con los que se
colaron en su boda, le arrebataron lo que más quería y la dejaron en coma
durante cuatro años. Como las heroínas trágicas de las películas japonesas
de los setenta -entre ellas, una de las preferidas de Tarantino, Lady Snowblood (Toshiya Fujita, 1973)-, la Novia debe su odio al amor.
Pero su redención no será bondadosa.
Después de Pulp Fiction, Quentin Tarantino y Uma Thurman querían
repetir. Con su acostumbrado y gesticulante entusiasmo, el cineasta le
explicó la génesis del personaje de la Novia, que se fue construyendo a
partir de las conversaciones entre director y actriz hasta el punto de que
en los créditos aparece "una creación de Q y U", en referencia a su estrecha
y productiva colaboración. No es extraño que Tarantino pusiera el grito
en el cielo cuando Warren Beatty, que en un principio iba a encarnar a
Bill, sugirió cambiar a una Thurman embarazada por Gwyneth Paltrow o
Winona Ryder. Tarantino se negó rotundamente y fue Beatty quien fue
sustituido por David Carradine.
Thurman, que se sometió a tres meses de duro entrenamiento (artes
marciales, manejo de la catana) tras un periodo de posoperatorio después
del parto de su segundo hijo, asesina a 88 "yakuzas" en los veintidós
minutos que dura el último episodio del Volumen 1, titulado poéticamente El duelo en la Casa de las Hojas Azules. Vestida con un chándal
amarillo a lo Bruce Lee, idéntico al que llevaba en Jugando con la muerte (Game of Death, Robert Clouse, 1978), la Novia -de nombre real
Beatrix Kiddo- se convertía en esa secuencia en todo un icono pop. Con
el duelo a muerte que mantenía con O-Ren Ishii (Lucy Liu) culminaba su
agotadora venganza. A esas alturas ya había liquidado a Vernita Green
(Vivica A. Fax) en su propia cocina y se había arrastrado hasta un aparcamiento
después de librarse de un violador y de sortear la aguja hipodérmica
de la temible Elle Driver (Daryl Hannah). Pero no crean que en el Volumen 2 la vida le resultaba un camino de rosas. ¡Si incluso la enterraban
viva! Sin embargo, el verdadero efecto especial de esa enorme
película era el largo enfrentamiento verbal con su ex jefe y gran amor
Bill. Era entonces cuando Tarantino demostraba que no solo había contratado
a Thurman para aprovecharse de su contorsionista físico, flexible
como un junco, sino para explotar los mil matices de su rostro alienígena
y enamorarse de su gesto de "madre no hay más que una". Pocas mujeres
han estado tan bellas reivindicando su maternidad que Thurman,
aguerrida y tierna, implacable y sentimental.
Tarantino y las artes marciales Dos hermanos gemelos: Uma Thurman en Kill Bill y Bruce Lee en Juego con la muerte. El matrimonio de lo retro y lo nuevo. |
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Tarantino dijo en público que había
escrito el personaje de la Novia
pensando en Thurman y se lo había
regalado por su 30 cumpleaños.
Demostró que sus declaraciones
eran ciertas al posponer unos
meses el rodaje de Kill Bill
hasta que la actriz diera a luz
a su segundo hijo y se preparara
para el papel.
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