"No es un superpoli, ni un tipo indestructible sin emociones. Se
preocupa de su esposa, pero también de sobrevivir". Willis, estrella
televisiva de la serie Luz de luna, había debutado en el cine como protagonista
de la comedia de Blake Edwards Cita a ciegas (Blind Date, 1987).
Que se le considerara para encabezar el reparto de una cinta de acción adrenalínica
no acababa de contar con el beneplácito de los mandamases de la
Fox. Richard Gere, Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone o Burt Reynolds
fueron algunos de los nombres que sonaron en los despachos del estudio,
pero, una vez vistos los resultados de la interpretación de Willis, cayeron
en el olvido en menos que canta un gallo. Willis se preparó su personaje
a conciencia, y habló con policías para que le confirmaran eso de que, en situaciones
límite, uno tiene el cuerpo para chistes masocas.
BRUCE NO SE CORTA (O SÍ)
Entregándose a fondo a la causa
-protagonizó también las dos
secuelas de La jungla de cristal
(Die Hard, John McTiernan,
1988)-, Bruce Willis sufrió cortes
en los pies con los plásticos que
simulaban ser cristales. Accidentes
que compensó metiéndose con
Alan Rickman: "Tranqui, tío. En
este plató yanqui todo el mundo
ha hecho Shakespeares y no
hablamos tan raro".
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