lunes, 22 de julio de 2013

DIRECTORES: David Lean

El genio de la imagen
Croydon 1908 - Londres 1991

Lawrence de Arabia (1962), Doctor Zhivago (1965), La hija de Ryan (1971) han consagrado a David Lean como un artista de la imagen, meticuloso e inspirado, con una fuerza impresionante. Unos años antes, su tratamiento de la imagen había sido más modesto, más preocupado por la exactitud de la atmósfera. Su sentido visual le permite una y otra vez retratar las manías, las posesiones o las ideas fijas.


Tras unos inicios en el mundo del cine como ayudante-operador, y posteriormente como montador y realizador, en 1942 David Lean colabora con el escritor Noel Coward en Sangre, sudor y lágrimas (1942). Empieza a partir de entonces a dirigir de una forma regular, hasta que su producción se vuelve cada vez más escasa a partir de 1957, cuando el éxito de El puente sobre el río Kwai (1957) lo consagra internacionalmente: convertido en un cineasta de prestigio, tan sólo dirige cada cinco años, como media. 

Breve encuentro (1945) marca a toda una generación: esta película realista, que David Lean filma con una atmósfera gris muy acertada, está totalmente en sintonía con la melancolía de la inmediata posguerra. Supone una ruptura con las elegantes comedias anteriores, como La vida manda (1944) o Un espíritu burlón (1945), otra de sus colaboraciones con Coward. En un registro cercano, unos cuantos años después, El déspota (1954), una sabrosa comedia, evidencia la habilidad del narrador, la claridad del montaje, la precisión de la atmósfera y una dirección de actores tradicional, pero firme. 

Los éxitos de David Lean demuestran que el arte iconográfico no tiene nada de peyorativo. Dos adaptaciones de Dickens le ofrecen la posibilidad de desarrollar este talento. Oliver Twist (1948) sigue siendo, sin duda alguna, la versión cinematográfica de referencia de este clásico, fiel en todo punto a las caracterizaciones caricaturescas de los personajes y a las ilustraciones de la infancia, sombrías y amenazantes. Menos conocida, Cadenas rotas (1946), es traducida en imágenes con un acierto absoluto y cuenta con una interpretación excepcional (Jean Simmons está admirable). Este romanticismo tenebroso, un tanto obsesivo, que sacrifica de buen grado la psicología y el realismo en beneficio de la intensidad de la emoción, ha sido utilizado por Lean en repetidas ocasiones con una habilidad notable. La muy lírica The Passionate Friends (1948) da fe de ello y, comparado con Breve encuentro, deja traslucir perfectamente la personalidad de Lean, más romántica que la de Coward. Vuelve a recuperar esta vena, en este caso impregnada de una crueldad cercana a Henry James, en Locuras de verano (1955), en donde juega con el contraste entre una austera solterona (Katharine Hepburn), que mantiene una relación bastante dolorosa con un seductor poco fiable, y la Venecia más lujuriosa, fotografiada con una brillantez de postal. 

El puente sobre el río Kwai (1957) permitió a Lean entrar en lo monumental. A partir de ese momento, el realizador experimenta la necesidad de otorgar una amplitud épica a la más pequeña de las historias: así es como La hija de Ryan empieza siendo un proyecto modesto antes de adquirir la dimensión de una metáfora cósmica. Doctor Zhivago, una película inmensamente popular, aunque sin la minuciosidad ilustrativa de Cadenas rotas o de Locuras de verano, adquiere una fuerza que se convertirá a partir de entonces en el sello de Lean. En Lawrence de Arabia, la apuesta por realizar una obra severa con proporciones gigantescas es todo un éxito: Lean confronta la obsesión y el misterio del protagonista con la inmensidad enigmática del desierto, sin perder ni un ápice de sensibilidad y de humor al magnificar la iconografía. Su última película, Pasaje a la India (1984), basada en una novela de E. M. Foster, resulta a un tiempo sobria y exaltada. La voluntad de contraponer personajes ínfimos en un decorado que les sobrepasa encuentra su justificación en los engranajes psicológicos complejos del relato. 

A lo largo de las dos fases de su carrera, David Lean supo seguir siendo un auténtico cineasta popular, un psicólogo sutil, un formalista a menudo audaz y un verdadero hombre de espectáculo.

FILMOGRAFÍA
1942 - Sangre, sudor y lágrimas, co. Noel Coward
1944 - La vida manda
1945 - Un espíritu burlón, co. Noel Coward
1945 - Breve encuentro
1946 - Cadenas rotas
1948 - The Passionate Friends
1948 - Oliver Twist
1950 - Madeleine
1952 - La barrera del sonido
1954 - El déspota
1955 - Locuras de verano
1957 - El puente sobre el río Kwai
1962 - Lawrence de Arabia
1965 - Doctor Zhivago
1971 - La hija de Ryan
1984 - Pasaje a la India

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