Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, "cantinflear" significa "hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada". Ese fue el principal atributo cómico de Mario Moreno, célebre actor mexicano que dedicó gran parte de su vida a encarnar el simpático, atorpellado y entrañable Cantinflas, icono de las clases desfavorecidas latinoamericanas cuyo radio de influencia acabó alcanzando incluso a las grandes instituciones lingüisticas españolas.
El actor, de origen muy humilde, sindicalista reconocido, siempre mostró preocupación por la gente más pobre, incluso cuando ya era una celebridad. Moreno creó con Cantinflas no solo un personaje emblemático, la figura del "peladito" o superviviente ambulante, un tipo pobre como una rata que subsiste y va tirando a base de ingenio, corazón y sentimientos pueros, sino también una imagen, un logo perdurable y reconocible: a su caótico tartamudeo y a su permanente buen humor se unieron para la eternidad el bigote, la ropa sucia y vieja y su peculiar manera de moverse. Mario Moreno y Cantinflas confivieron con armonía durante más de cuarenta películas, destacando por encima de todas ellas Ahí está el detalle (Juan Bustillo Oro, 1940), la cinta que le catapultó a la fama y le hizo merecer calificativos del tipo "el hombre más cómico del mundo", como afirmaría Charles Chaplin. Su máximo logro internacional llegó con el Globo de Oro por La vuelta al mundo en ochenta días (Michael Anderson, 1956), su primera incursión en el cine norteamericano.
NOMBRE DE PILA
Dos teorías explican el origen del nombre "Cantinflas": la primera dice que Mario Moreno se inventó el seudónimo artístico para no avergonzar a su familia; y la segunda, que hizo un juego de palabras con la expresión "En la cantina, tú inflas", que le soltó un tipo durante uno de sus espectáculos humorísticos.
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