domingo, 21 de julio de 2013

PERSONAJES: Charles Foster Kane

A los 25 años, sin haber aparecido en ninguna película, Orson Welles ya era toda una estrella en Estados Unidos Había fundado su propia compañía teatral, la exitosa Mercury Theatre, con la que montó, entre otras, rompedoras adaptaciones de Shakespeare: un Macbeth interpretado por negros y hasta un "Julio César" trasladado a la Italia fascista. También se había apoderado de las ondas radiando, junto a su "troupe" de actores, versiones de populares novelas como La guerra de los mundos, que en la noche del 30 de octubre de 1938, sembró el pánico entre la población. El escándalo le valió un contrato con el que ningún realizador de larga trayectoria se hubiera atrevido a soñar: a partir de un tema y presupuesto previamente acordados, gozaría de libertad creativa total para producir, dirigir, escribir y protagonizar dos películas para la RKO.


Primero, Welles pensó en adaptar para la pantalla El corazón de las tinieblas, la novela de Joseph Conrad que inspiraría Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), y más tarde quiso filmar una historia de espionaje. Pero las circunstancias lo llevaron a asociarse con el guionista Herman J. Mankiewicz y crear Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941), la biografía de Charles Foster Kane, un personaje basado en el magnate de la prensa amarilla William Randolph Hearst. Como Kane, Hearst heredó un ruinoso periódico que consiguió transformar en un medio influyente con el que edificó un imperio mediático fundamentado en el sencionalismo. Kane, como Heartst, fue considerado el máximo instigador de la Guerra de Cuba (1898). Ambos eran coleccionistas compulsivos de obras de arte, levantaron desorbitados monumentos a su vanidad -Hearst, su San Simeón; Kane, su Xanadú, ambos en Florida- y fracasaron en política: Hearst, en su intento de llegar a alcalde de Nueva York, y Kane, tratando de convertirse en gobernador. Kane pierde las elecciones al conocerse su relación extramarital con una cantante a la que quiere convertir en estrella construyendo para ella una ópera en Chicago. Por su parte, Hearst se entendía con una actriz (Marion Davies) cuya carrera también diseñó. Pero lo que probablemente más molestó a Hearst es que llegara a oídos de Orson Welles el tan cariñoso nombre con que había bautizado la vulva de su querida: Rosebud.

Rosebud se convirtió en la palabra clave y en el hilo conductor de Ciudadano Kane, un film que, a pesar de su fracaso en taquilla (los periódicos de Hearst nunca lo mencionaron en sus páginas), es una de las obras maestras del cine norteamericano. Todo comienza cuando Charles Foster Kane expira con la misteriosa palabra en los labios y un reportero recibe la misión de interrogar a los que le conocieron en vida para desentrañar su significado. Con los testimonios de amantes, amigos y colaboradores -todos ellos actores del Mercury, como el debutante Joseph Cotten-, Orson Welles compone el audaz rompecabezas de la personalidad de Charles Foster Kane a lo largo de un film magistral que sintetiza el ansia de un genio sin experiencia cinematográfica por inventar algo nuevo en cada plano. Orson Welles no malgastó la oportunidad que le brindó el destino, aun cuando el precio a pagar por ella acabara siendo toda una vida de dificultades para llevar a cabo sus proyectos. Con su siguiente película para la RKO, El cuarto mandamiento (The Magnificent Ambersons, 1942), tuvo que soportar que el nuevo presidente de la RKO (el anterior fue destituido a raíz del caso Hearst) alterara el montaje original y añadiera el dichoso e inevitable final feliz.


DOS NOTAS A PIE DE PÁGINA
El telefilm RKO 281 (Benjamin Ross, 1999) relata el nacimiento y rodaje de Ciudadano Kane, mientras que The Cat's Meow (Peter Bogdanovich, 2001) explora un episodio de la vida de Hearst que no aparece reflejado en la obra maestra de Orson Welles: la misteriosa muerte del realizador Thomas H. Ince, presuntamente a raíz de un ataque de celos del magnate.

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