domingo, 21 de julio de 2013

PERSONAJES: Judah Ben-Hur

Nadie puede batir a Charlton Heston su récord de compilador de personajes históricos: el actor, ideológicamente retratado por Michael Moore en Bowling for Columbine (2002), ha sido en la pantalla, entre otros, el presidente Andrew Jackson (en dos ocasiones), Moisés, el Cid Campeador, Juan Bautista, Miguel Ángel, el general Charles Gordon, Marco Antonio, el cardenal Richelieu, Enrique VIII y Abraham Lincoln. Sin embargo, ninguno de ellos le ha reportado tanta fama como el de Judah Ben-Hur de Ben-Hur (William Wyler, 1959), el bravo judío creado por el escritor y militar, héroe de guerra civil americana, Lew Wallace. La novela Ben-Hur se publicó en 1880, y en pocos años ya se había vendido medio millón de ejemplares. En 1899 se convirtió en obra de teatro, de éxito arrollador y gira europea, que hizo rico al novelista. Y en 1907, a los dos años de su fallecimiento, llegó su primera versión cinematográfica. La segunda, realizada por Fred Niblo en 1925, con Ramón Novarro como Ben-Hur y Francis X. Bushman en la piel de su antiguo amigo y ahora rival Mesala, fue una superproducción de la Metro-Goldwyn-Mayer, que pagó nada menos que 600.000 dólares a los herederos de Wallace por la compra de los derechos.


En los años cincuenta, los derechos todavía pertenecían a la MGM, que se planteó una nueva versión de la película dados los óptimos dividendos que el cine épico-histórico sembraba en las arcas hollywoodienses: Quo Vadis (Mervyn LeRoy, 1951), producida por la propia compañía; La túnica sagrada (The Robe, Henry Koster, 1953), con la que Fox había estrenado el formato cinemascope, etc. Wyler, que casualmente había sido uno de los ayudantes de dirección en la escena de la carrera de cuádrigas de la versión de Niblo, era por aquel entonces uno de los cineastas de mayor prestigio y el realizador idóneo para la titánica hazaña, que llevó cinco años de preparativos y rodaje en los italianos estudios de Cinecittà. Heston era ya un actor popular, gracias sobre todo a Cecil B. DeMille, que lo había dirigido en El mayor espectáculo del mundo (The Greatest Show on Earth, 1952) y Los diez mandamientos (The Ten Commandments, 1956), pero en un principio fue elegido para incorporar al tribuno romano Mesala, quedando como principal candidato para el papel de Ben-Hur (formaba parte de la lista de espera Cesare Danova, Rock Hudson o el español Ricardo Valle, nombre sugerido por Ava Gardner). Finalmente, Wyler y DeMille lograron convencer a los productores para que Heston encarnara al protagonista. Como curiosidad, señalemos que el impecable reparto cuenta con la presencia de Martha Scott, que, como en Los diez mandamientos, vuelve a interpretar a la madre de Heston.

Imposible hoy concebir un Judah Ben-Hur más adecuado que Heston, cuyo semblante, conforme su calvario va tomando espesor (las galeras, la batalla y el naufragio y el clímax de la celebérrima carrera, dirigida, por cierto, por Andrew Marton y Yakima Canutt), tensa progresivamente su rictus facial y sus músculos, quintaesencia del físico abocado al martirologio, en justo paralelismo al de Jesecristo, su compañero en escorzo. Un sesgo trágico que Heston explotaría en logros futuros, como El planeta de los simios (Planet of the Apes, franklin J. Schaffner, 1968). El veterano actor volvió en 2003 al personaje que lo encumbró: puso su voz a Ben-Hur en la versión en dibujos animados realizada por Bill Kowalchuk para la televisión.


IMBATIDA DURANTE DÉCADAS
Ben-Hur superó con once, uno de ellos para Charlton Heston, los diez Oscar cosechados por Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind, Victor Fleming, 1939). Un récord que mantuvo durante décadas, hasta que la empataron Titanic (James Cameron, 1997) y la tercera entrega de El señor de los anillos (The Lord of the Rings: The Return of the King, Peter Jackson, 2003).

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