martes, 5 de noviembre de 2013

PERSONAJES: Reverendo Harry Powell

"Tenemos una historia que esperamos poder convertir en una modesta película, y me gustaría mucho hablar contigo sobre el papel principal. El personaje es algo distinto, un tipo terrible, diabólico... una basura". Al otro lado del teléfono, un entusiasmado Robert Mitchum se apresuró a responder: "¡Presente!". El autor de la llamada no era otro que Charles Laughton. A sus 57 años, el prestigioso actor británico, que vivía una nueva etapa de reconocimiento profesional como director teatral, se planteaba debutar en la realización adaptando a la pantalla La noche del cazador, una novela del escritor sureño Davis Grubb ambientada en los años de la Gran Depresión y capitalizada por la presencia de un endemoniado reverendo que Mitchum, ansioso por romper con la RKO y dar un giro a su carrera, tuvo mucho gusto en interpretar "para que la gente aprendiera a no hacerle caso a un topo solamente poruqe tiene una Biblia en la mano o porque lleva un alzacuellos". 


En La noche del cazador (The Night of the Hunter, Charles Laughton, 1955), Harry Powell es un psicópata vestido de cura que practica "la religión que el señor Jehová y yo hemos convenido". Asesino sin escrúpulos siempre atraído por el olor del vil metal, combina sus crímenes con sermones sobre la lucha del Bien y el Mal que gusta de escenificar sirviéndose de sus poderosas manos, en las que lleva tatuadas las palabras "love" (amor) y "hate" (odio) con una letra en cada nudillo. Sin embargo, su afán de lucro no viene acompañado de otras debilidades propias de nuestra especie, pues desprecia "los seres perfumados, suaves como encaje, de cabellos delicados": su inseparable navaja se perfila como la única prolongación natural de su cuerpo con la que disfruta penetrando la carne humana. Harry Powell es, en definitiva, un lobo con piel de cordero cuyos puntuales aullidos inhumanos podrían indicar que nos enfrentamos a la viva imagen de la Bestia. 

En líneas muy generales, la cautivadora película de Laughton narra cómo este pérfido y sangriento embaucador se lanza tras dos niños -John (Billy Chapin) y su hermana, la pequeña Pearl (Sally Jane Brucel)- que huyen río abajo con un botín que quiere recuperar. Gracias a la hipnótica fotografía en blanco y negro de Stanley Cortez y a una puesta en escena inspirada en los clásicos silentes de D. W Griffith, las escenas nocturnas adquieren un tono de fábula onírica que contrasta con las diurnas, más orientadas hacia una corrosiva sátira social, en una quimérica mezcla de géneros y geniales soluciones estéticas que conforman una película muy original, por desgracia absolutamente incomprendida en su momento. Por este motivo, Laughton no volvió a dirigir. 

Para muchos, el reverendo Harry Powell es uno de los villanos más memorables de la historia del cine y, sin duda, el mejor papel de los bordados por Mitchum. En ocasiones, él mismo se mostraba de acuerdo asegurando que Laughton era el mejor director que se había cruzado en su camino, pese a que algunos aspecto de La noche del cazador no le entusiasmaran. Como la presencia de Shelley Winters: "Se parece tanto a una mujer demacrada de Virginia como yo mismo. Lo único que hará de forma convincente es flotar degollada en el agua". Cuando estaba ebrio o drogado, y eso ocurría a menudo, algunos miembros del equipo tenían problemas para olvidar que Mitchum no tenía nada que ver con Harry Powell. A menos que ignoraran los momentos en que se divertía orinando sobre el asiento del productor. 

LOS COEN, FANS DECLARADOS
En El hombre que nunca estuvo allí (Joel Coen, 2001), el cadáver que aparece sumergido al volante de su coche es un claro homenaje a La noche del cazador. Pero los Coen también han incluido guiños al film de Charles Laughton en Arizona baby (1987), El gran Lebowski (1998) y Oh Brother! (2000).

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